Por Manuel Saldivia Paredes, docente de Medicina Veterinaria de la Universidad Santo Tomás Puerto Montt.

El sobrepeso y la obesidad en la actualidad son considerados como la enfermedad nutricional más común en perros y gatos.

La obesidad se define como un exceso de grasa corporal suficiente para producir una enfermedad. También ha sido definida como una condición de balance energético positivo y una excesiva formación de tejido adiposo con efectos adversos en la morbilidad y mortalidad.

La preocupación por la obesidad en los animales de compañía ha ido aumentando, tanto que hoy en día se ha llegado a considerar que la relación entre la obesidad en personas y animales de compañía es más cercana y compleja de lo que se pensaba y que debería tratarse como un problema de “One Health”.

En todo el mundo, los estudios estiman que hasta el 63% de los gatos y el 59.3% de los perros de mascotas tienen sobrepeso u obesidad. Esta afección está relacionada con muchas enfermedades, como la osteoartritis, alteraciones gastrointestinales, cardiovasculares, urinarias, cáncer y diabetes.

Existen diversos factores relacionados con la obesidad en mascotas como:

1-Factores relacionados con el animal: raza, sexo y edad de la mascota, si este ha sido esterilizado y cuándo se realizó, si padece alguna enfermedad y si está recibiendo tratamientos médicos.

2-Factores relacionados con la dieta: revisar la densidad calórica de la comida actual (dietas comerciales o dietas caseras), la cantidad, así como otras fuentes de nutrientes (golosinas, comida de la mesa, etcétera).

3-Actividad física y factores ambientales: grado de actividad física de la mascota (número de paseos, tipo de ejercicio e intensidad, frecuencia), características de la vivienda y de los tutores, factores estresantes ambientales

Sin embargo, existen diferentes formas que pueden prevenir esta enfermedad a través de enriquecer la estimulación mental, ejercicio y una sensación de control y seguridad en la mascota por parte del tutor; controlar la ingesta de alimento, evitando ofrecerle a libre disposición; mantener una hidratación equilibrada, después de cada actividad física; acudir al médico veterinario para establecer un ajuste en la alimentación y seguir las recomendaciones nutricionales; y disponer de sus revisiones y exámenes al día con su médico veterinario.

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