• Entre el 5 y 10% de la población mundial padece de este trastorno. El 8 de octubre se conmemora su día internacional que busca concientizar sobre las problemáticas que genera en el aprendizaje de la lectura y escritura.

Mateo tiene 7 años y presenta un bajo rendimiento en su escuela a causa de problemas para leer, escribir y deletrear, sus padres están preocupados porque no avanza a la par de sus compañeros y sienten que su hijo es “flojo” o “despistado” para los estudios.

Sin embargo, lo que ocurre con este ejemplo ficticio es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura denominado Dislexia, que no tiene nada que ver con la inteligencia del joven, sino que se trata de una condición de origen neurobiológico y hereditario en el cual las personas tienen problemas para reconocer palabras, símbolos y números. Así lo explicó la académica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Talca y directora alterna del Núcleo Milenio para la Ciencia del Aprendizaje (MiNSoL), Cristina Rodríguez.

“Es importante destacar que los niños con dislexia tienen un rendimiento igual que la media de sus pares, es decir, que las dificultades que están presentando no se deben a factores cognitivos de tipo intelectual, ni motores o sensoriales, tampoco porque no acudan a clases ni por instrucciones inadecuadas de sus maestros, sino en su desempeño influyen factores genéticos y neurológicos”, planteó la experta.

Se estima que entre el 5 y el 10% de la población mundial sufre este trastorno y en su gran mayoría no cuentan con un diagnóstico oportuno, lo que dificulta la efectividad de su tratamiento.  

Cómo detectar las primeras señales

Si bien existen problemas para diagnosticar la dislexia, hay señales tempranas que permiten identificarla incluso antes de que el niño empiece a leer.

“Los niños con dislexia tienen grandes dificultades para reflexionar sobre si una palabra tiene o no un sonido determinado, que es la conciencia fonológica. Además, presentan lentitud para leer o tienen una lectura robótica, y suelen tener problemas en las habilidades numéricas, ya que, les cuesta mucho más aprender los números o las tablas del multiplicar”, explicó la especialista.

Otras señales que han identificado diversos estudios están asociadas a errores ortográficos y la omisión de letras o sílabas, por ejemplo, en vez de “brazo” dicen “bazo”.

Desafíos en Chile

En Chile a través del Decreto 170, se regula las características y condiciones que se tienen que dar para que un niño pueda entrar al programa de integración escolar y atender en aula trastornos como la dislexia.

“Sin embargo, desde mi punto de vista, hay un elemento prioritario que no se está cumpliendo en esta normativa, que es la detección y derivación, la cual tiene relación con una perspectiva preventiva de identificación del trastorno”.

“¿Qué significa esto? Que el decreto dice que se pueden identificar a los estudiantes desde primero básico -en otros países se hace desde kínder- pero cuando uno ve las estadísticas nacionales se puede observar que un mínimo porcentaje se diagnóstica en primero y todas las identificaciones integrales se hacen a partir de segundo básico. Entonces se pierde un año, en el momento más importante para la adquisición de la lectura”.

Por tal sentido, añadió la directora alterna de MiNSoL, “en vez de centrarnos a nivel preventivo en identificar tempranamente y acompañar a estos niños, estamos esperando en segundo o tercer año e incluso más tarde, y esto afecta a todas las áreas académicas porque la lectura es la base a partir de la cual se construye el conocimiento”.

Consecuencias en la vida adulta

Las personas que no son tratadas contra la dislexia durante la infancia pueden tener consecuencias en la vida adulta, indicó la especialista. “Se ven afectados especialmente en el aspecto emocional, con falta de confianza y otros trastornos internalizantes que se van agravando con el tiempo como depresión y ansiedad”, alertó.

La académica comentó que, un estudio realizado en Estados Unidos evaluó a un gran grupo de sujetos diagnosticados con dislexia y comprobó que un gran porcentaje de estas personas no accedieron al conocimiento ni a la educación, porque salieron rápidamente del sistema educativo por la frustración. «Además tuvieron problemas a lo largo de su vida laboral por desempleo o por empleos con bajas remuneraciones”, añadió Rodríguez, al remarcar la importancia de atender este trastorno tempranamente.