Por Yerko Villanueva, jefe de operación social Hogar de Cristo Osorno

Regalar dignidad a los más pobres y vulnerables. A los que no tienen un techo donde guarecerse para poder vivir como seres humanos. Este 23 de diciembre eso es lo que sucederá en nuestra ciudad, justo en el día previo a la Navidad. Ese en que Jesús llegó al mundo y él y sus padres, María y José, eran la sagrada familia, pero en situación de calle y de persecución. Si se piensa en ello, eso eran: personas en situación de calle, migrantes además, que debieron acomodarse en un pesebre para animales, donde María dio a luz a Jesús.

A partir del 23 de diciembre, Osorno contará con un moderno edificio de más de mil 200 metros cuadrados, con todos los estándares de calidad y funcionalidad, que permitirá albergar a personas en situación de calle. Se trata de la nueva Hospedería del Hogar de Cristo en la ciudad. En él se ubicarán también la oficina matriz de la fundación, así como los equipos de otros exitosos programas sociales ambulatorios, como Vivienda Primero y los de Atención Domiciliaria para Adultos Mayores.

Junto al flamante alcalde Jaime Bertín, este próximo lunes 23, cerraremos un círculo que Hogar de Cristo y el Municipio de Osorno iniciamos en 2008, con él mismo como edil.

Este ha sido un anhelo que ha tardado 16 años en concretarse.

Hoy lo consideramos un regalo de Navidad y de cumpleaños, por nuestro aniversario número 80 desde nuestra fundación por Alberto Hurtado en octubre de 1944. En la región de Los Lagos, el Hogar de Cristo instaló su operación en 1986. En marzo de ese año, en Puerto Montt, y el 8 de julio del mismo año, aquí, en Osorno.

Fue un inicio centrado en las personas en situación de calle, mayoritariamente hombres en esos años. Nació –literalmente– al alero de la parroquia del Sagrado Corazón, liderada entonces por el sacerdote alemán Peter Kliegel. Bajo ese techo generoso, dormían los que no tenían nada. Y aunque las mujeres en calle eran más escasas que ahora, el padre Pedro recuerda que la primera noche en que partió la Hospedería llegó una madre con una guagua en brazos. Se ríe, recordando que al día siguiente encontraron que había hecho tiras las sábanas para improvisar pañales para el niño.

Este 23 de diciembre, con 38 años de presencia en la ciudad, iniciamos un nuevo comienzo. En un espacio y con una infraestructura del más alto nivel, con espacios llenos de luz, que revitalizan y ya generan, tanto en los trabajadores como en los usuarios, una energía especial. Nosotros trabajamos durante muchos años en lugares que no estaban concebidos para lo que hacemos. Y la Hospedería estaba convertida en una residencia para adultos mayores con mucho daño por la larga experiencia de vida en calle. Esos hombres hoy han sido reubicados en lugares ad hoc a su condición.

A partir de ahora, la actual Hospedería trabajará en un lugar digno y de alto estándar para lograr que quienes pernocten en ella, logren encontrar allí la orientación que les permita recuperar sus vidas y su dignidad.

Feliz Navidad para todos los que han hecho posible este regalo y sobre todo para los que se beneficiarán de él.

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