La ciencia y las comunidades locales: una alianza indispensable para la sostenibilidad

Por Marcela Ávila Lagos, directora Centro Acuícola Pesquero de Investigación Aplicada (CAPIA) de la Universidad Santo Tomas Puerto Montt.

Enfrentar los desafíos ambientales de nuestro tiempo requiere más que avances tecnológicos o investigaciones académicas. Es imperativo un cambio de paradigma basado en la colaboración activa entre la ciencia y las comunidades locales. Esta alianza no solo enriquece los proyectos de sostenibilidad, sino que asegura su éxito en el largo plazo.

La ciencia aporta información, datos, conocimiento, análisis rigurosos y soluciones innovadoras. Sin embargo, este conocimiento científico generado puede ser insuficiente cuando no se considera las realidades socioculturales y económicas de las comunidades donde se busca proponer cambios. Las comunidades locales poseen un conocimiento ancestral y empírico del entorno que habitan; estos saberes, fruto de generaciones de observación, vivencias y adaptación, contienen conocimientos clave para manejar recursos de manera sostenible.

Por ejemplo, en proyectos relacionados con la restauración de ecosistemas marinos, la información y conocimiento que aportan las comunidades costeras con las prácticas tradicionales de especies nativas pueden ser más efectivas que métodos estandarizados que no consideran las particularidades locales. Sin embargo, estas iniciativas tienden a fracasar cuando los habitantes del borde costero se ven relegados al rol de meros espectadores en lugar de ser actores principales.

Incorporar a las comunidades no solo implica escucharlas, sino integrarlas en el proceso de diseño, toma de decisiones e implementación de proyectos. Esto fomenta un sentido de pertenencia y compromiso, lo que aumenta las posibilidades de éxito. Por su parte, los científicos pueden garantizar que las decisiones se sustenten en datos locales y que las prácticas tradicionales se potencien con tecnología moderna, creando así una sinergia poderosa.

En un mundo cada vez más globalizado y con amenazas como el cambio climático, el camino hacia la sustentabilidad exige más puentes y menos barreras entre los saberes. Reconociendo que la ciencia nos entrega algunas de las respuestas y que las comunidades locales custodian un conocimiento invaluable es el primer paso hacia un futuro más equilibrado.