En mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión y, a pesar de seguir con sus tratamientos al pie de la letra, muchos pacientes se ven afectados por consumir productos que interfieren con éstos. Sepa cuáles son.

En Chile, casi el 30% de la población mayor de 15 años tiene sospecha de sufrir hipertensión, aunque sólo el 50% de ellos sabe que la padece, según la última Encuesta Nacional de Salud. A nivel mundial, afecta a más de 1.200 millones de personas entre 30 y 79 años, siendo uno de los principales factores de riesgo de muerte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, su control es primordial en el bienestar de quienes la padecen, siendo primordial identificar los factores que podrían afectar en su tratamiento.

La hipertensión es un trastorno cardiovascular, definiéndose como la presión arterial alta constante o de forma persistente en el tiempo, en que la fuerza de la sangre que empuja las paredes de los vasos sanguíneos (arterias) es mayor de lo normal. En etapas tempranas no presenta síntomas, por eso es de difícil detección, aunque con el paso de los años, puede causar estragos. “Si no se detecta y controla oportunamente, esta afección puede desencadenar una serie de problemas adicionales de salud, como enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares”, menciona Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.

Sin embargo, la profesional señala que también hay factores externos que dificultan un tratamiento farmacológico exitoso, más allá de que el paciente mantenga una dieta adecuada, reduciendo el consumo de sal, alcohol y tabaco, o que realice ejercicios de forma constante. “Algunos medicamentos y suplementos pueden afectar la presión; mientras unos la elevan otros impiden la correcta efectividad de los fármacos utilizados para controlarla”, enfatiza.

Por esto, para Molina es fundamental no sólo que los pacientes se informen de estas particularidades, ya que muchos de estos medicamentos son de venta libre en farmacias, sino también que los profesionales sanitarios los eduquen, sobre todo en épocas donde la automedicación puede hacerse presente para afrontar los síntomas de gripes o resfríos.

Precaución

Ciertos analgésicos, sobre todo aquellos que producen retención de líquido, pueden afectar la presión. Mucha agua en el organismo puede generar problemas renales y, por ende, elevar la presión arterial. Algunos de ellos son la aspirina, el naproxeno o el ibuprofeno, cuando se ingieren en dosis inadecuadas o varias veces al día.

“Un paciente hipertenso debería consultar con su médico tratante cuál es el analgésico que podría ingerir -incluyendo las dosis- en casos de dolores o molestias leves. La idea no es fomentar la automedicación, pero sí orientar al paciente sobre qué hacer en caso de un dolor de cabeza leve o una molestia muscular como una torcedura, por ejemplo”, indica la farmacéutica.

Otro grupo de medicamentos con los cuales se debe ser cauteloso son los descongestionantes o medicamentos para tratar los síntomas del resfrío. En este caso, Molina comenta que “algunos de ellos estrechan los vasos sanguíneos, lo que dificulta que la sangre pase a través de ellos, elevando la presión. Asimismo, otros podrían hacer que los medicamentos indicados para tratar la hipertensión no sean tan eficaces como se espera”.

Hay anticonceptivos hormonales (píldoras, parches u otros dispositivos) que también inciden afectando la presión. “De hecho, el alza de la presión se presenta como uno de los efectos secundarios en este tipo de fármacos, por lo que si una persona es mayor de 35 años, con sobrepeso o fumadora, se elevan los riesgos de sufrir la enfermedad. Por el contrario, si una mujer ya la sufre, es importante que hable con su médico para ver un método diferente o si es necesario ajustar la dosis”, recalca la profesional.

Por su parte, otros medicamentos como los antidepresivos, algunos inmunosupresores o estimulantes cerebrales pueden afectar la presión arterial, por lo que es importante que se consulte con el médico en caso de que deba seguir un tratamiento con alguno de ellos.

Pero no podemos olvidar que algunos suplementos también la afectarían y, posiblemente, el paciente no lo sepa o crea que por ser “naturales” no tienen mayor injerencia en el organismo. De acuerdo con Molina, “las hierbas producen reacciones químicas en el organismo igual que otros componentes como la cafeína, que influyen directamente en la presión. El ginseng o el guaraná están dentro de este grupo, por lo que se debe evitar consumirlas o ingerir alimentos o bebidas que las contengan”.

Si una persona hipertensa tiene dudas, es importante que consulte con su médico o con el químico farmacéutico al momento de adquirir algún medicamento de venta libre. “Muchas veces los pacientes cometen estos errores sin tener conciencia de que, a pesar de que siguen su tratamiento y las instrucciones para controlar su enfermedad al pie de la letra, están consumiendo productos que van a incidir en su presión. La comunicación con los profesionales de la salud, en estos casos, es primordial”, finaliza la farmacéutica.