En los últimos 10 años, diversas organizaciones han trabajado arduamente para mejorar los resultados de aprendizaje en los colegios. Según datos recientes de la OCDE, aproximadamente el 80% de las escuelas en Chile proporcionan algún tipo de desarrollo profesional para sus docentes, evidenciando el deseo de mejorar e innovar en las prácticas pedagógicas. Pese a todos los esfuerzos realizados, seguimos enfrentando un desafío crucial: la falta de un objetivo común y la escasa coordinación entre los actores locales para abordarlo. Esta fragmentación limita el impacto de los esfuerzos, impidiendo avances significativos en el aprendizaje de las y los estudiantes.
Para que estos esfuerzos rindan frutos verdaderos, es imprescindible que unamos fuerzas y alineemos nuestras metas y recursos. No podemos permitir que las iniciativas se sigan llevando a cabo de manera aislada. Necesitamos un compromiso colectivo donde cada actor, desde su ámbito, aporte a un mismo plan común, claro y ambicioso. Solo así podremos enfrentar los desafíos educativos con la magnitud que requieren y generar un impacto real y sostenido en el tiempo. Este llamado a la unión es más que una estrategia, es una necesidad urgente para transformar el futuro de la educación en Chile.
Es por ello que necesitamos la participación de todas y todos los actores involucrados: colegios, profesores, apoderados, sectores privados, públicos y la sociedad civil. Les invito a contribuir desde sus posiciones para que juntos podamos mover la aguja en la educación de nuestra región y del país. Con un esfuerzo conjunto y coordinado, podemos lograr cambios significativos y duraderos en el aprendizaje y la motivación de nuestros estudiantes.