Experimentos muestran por primera vez que la ceniza afecta el tamaño de los choritos e incrementa el gasto energético.
¿Cómo afecta la ceniza volcánica a un alimento tan común en las costas de Chile, como es Mytilus chilensis, más conocido como chorito o mejillón? Esa fue la pregunta que respondió un grupo de investigadores de la Universidad Austral de Chile (UACh) y el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL).
En la investigación, publicada en la revista científica Marine Pollution, participaron los doctores Jorge Navarro, Jan Pechenik, Óscar Chaparro y el biólogo marino Luis Salas.
Son conocidos los efectos que pueden tener las partículas de cenizas provenientes de la acción volcánica en la atmósfera. Sin embargo, una vez que estas decantan y llegan al mar, los efectos que ocasionaban en los choritos eran hasta entonces desconocidos.
En total se utilizaron 360 choritos, divididos en 180 ejemplares juveniles y 180 adultos, a los que por 15 días se les suministró una dieta de microalgas y cenizas para identificar impactos potencialmente letales de partículas de cenizas volcánicas.
Los choritos fueron recolectados en la caleta de Amargo, en la Región de Los Ríos. Algunos de los choritos fueron usados para medir sus niveles respiratorios, la capacidad de alimentación y las pérdidas de peso corporal. Los análisis de miscropía electrónica de las branquias, permitieron identificar potenciales daños físicos debido a la acción abrasiva de las cenizas volcánicas.
Luis Salas y Oscar Chaparro coinciden en que la ceniza sería como ingerir vidrio molido, “Pensábamos que los choritos iban a morir, pero no fue así. Todos los animales experimentales sobrevivieron” dijo Salas.
Uno de los resultados indica que, a mayor número de partículas volcánicas suspendidas, los choritos no pueden distinguir entre partículas nutritivas (microalgas) y partículas de cenizas y gastan excesiva energía en el proceso de alimentación. Así, la presencia de partículas de cenizas en el agua puede producir una disminución de alrededor de un 19% y 40% de la carne de los choritos, en individuos adultos y juveniles, respectivamente.
El Dr. Navarro, del Centro IDEAL, explicó que la consecuencia de las partículas de cenizas no solo implica pérdida de peso corporal, sino que además podría tener un efecto sobre la reproducción en organismos adultos, debido a la menor cantidad de energía que es canalizada a la formación de células reproductivas.
El presente estudio ha generado este nuevo conocimiento, lo que sirve como base para nuevos estudios a lo largo de Chile, donde existen 2900 volcanes y ocurren permanentes eventos de erupciones, como lo ocurrido en su momento en la zona de la Patagonia, cuando el volcán Chaitén hizo erupción en 2011, “Sin duda ese evento también pudo tener efectos negativos sobre los ecosistemas patagónicos donde existen organismos filtradores, tanto del plancton como de los bentos”, comentó el Dr. Navarro.
“La reducción de la cantidad de carne es el reflejo de que los choritos no comieron bien, pese a que tuvieron abundantes microalgas disponibles. Si se proyecta en el tiempo, puede haber una situación difícil en la sobrevivencia de los choritos. El daño que esperamos ver físicamente no se produjo, ya que tienen un mecanismo que evita el daño físico a la branquia” explicó Chaparro.
Este estudio, que fue presentado en Brasil y Perú en congresos de oceanografía, y por primera vez se da a conocer en Chile, permitirá conocer cómo los consumidores primarios, como es el caso de los choritos, se ven afectados con las erupciones volcánicas. Luis Salas explica que el rol de los choritos en la cadena trófica es muy importante, porque son los encargados de filtrar el material particulado en suspensión y que luego lo transforman en alimento para otras especies del fondo marino.