En Chile, sobre todo en el norte y centro del país, el agua dura es un problema que afecta a la mayoría de los hogares y negocios, contando con pocas soluciones. Nuevas tecnologías, como los aceleradores iónicos, aspiran a cambiar el panorama de quienes deben lidiar con el inconveniente del sarro. 

El sarro incrustado en cañerías y electrodomésticos trae importantes efectos en términos de costos y eficiencia energética. Según cifras de la American Society of Plumbing Engineers1,5 milímetros de sarro acumulado se traduce en un aumento de 15% en consumo de energía, con 1 cm. de sarro, aumenta en 60% el consumo de energía.

 El sarro incrustado en la grifería y que silenciosamente afecta a los electrodomésticos en hogares, empresas y negocios, es más común de lo que muchos creen y en el gran Santiago aqueja a casi la totalidad de las comunas. Esta situación, conocida como “agua dura”, deriva de las concentraciones de magnesio y de calcio. Mientras más minerales existan, más dura es el agua.

Si bien el sarro no afecta a la salud, el sarro sí tiene efectos nefastos como, por ejemplo, el sabor del café, de las comidas, la calidad de pasto y plantas, e incluso el aspecto y la fortaleza del pelo y la piel. Todo esto, sumado a los efectos manifiestos del problema, que son las incrustaciones de sarro en cañerías y electrodomésticos, como son los típicos casos del hervidor eléctrico o la plancha a vapor. Además, trae efectos en términos de costos y eficiencia energética, según un estudio de la American Society of Plumbing Engineers, 1,5 mm. de sarro acumulado se traduce en un aumento de 15% en consumo de energía, con 1 cm. de sarro, aumenta en 60% el consumo de energía.

Esto sucede porque el sarro se convierte en una capa «como si fuese una roca» en todos los electrodomésticos que utilizan agua, sobre todo en los que generan calor, ya que la calcita precipita con mayor facilidad a altas temperaturas. En el calefont por ejemplo: 1.5 mm de sarro, provoca que se requiera gastar un 15% más de energía (luz, gas) para calentar lo mismo de agua. 1 cm, hace que gaste un 60% más para llegar a calentar el agua a la misma temperatura. 1 cm ya es como una capa de mármol (que es calcio) que hay que atravesar para poder calentar el agua.

Para evitar todos esos problemas, en la actualidad existe una nueva tecnología de precisión muchísimo más eficiente y efectiva que los ablandadores tradicionales llamada acelerador iónico, fabricado por la empresa italiana Vosges. El dispositivo, cuya licencia exclusiva en Chile la tiene la empresa Fluye, transforma de manera irreversible las partículas de carbonato de calcio (calcita) presentes en el agua y/o incrustadas donde fluya agua en aragonita, una partícula de CaCO3 30 veces más pequeña que la calcita.

El gerente general de Fluye, David Zaharia, profesional con larga trayectoria, quien se especializa en optimización de recursos hídricos para domicilios e industrias, señala que “los efectos comprobados  del acelerador iónico son desincrustar el sarro existente, evitar la aparición de nuevas incrustaciones y reducir la tensión superficial del agua, favoreciendo la disolución y rendimiento de detergentes, lo que genera beneficios como la prolongación de la vida útil de electrodomésticos de línea blanca, grifería, calefones, calderas, maquinarias, equipos y suministros en restaurantes, cafés y domicilios afectados por el problema del agua dura. Todo esto de por vida, pues el acelerador iónico no requiere mantención. En circuitos cerrados, el Acelerador Iónico puede eliminar y controlar la proliferación microbiológica (algas y hongos) cuando el agua es recirculada (tratada) constantemente a través del equipo«.

Este problema no sólo afecta a los hogares, sino que también los restaurantes, cafés y hoteles sufren con el “agua dura” en sus instalaciones, siendo afectados sus insumos como, por ejemplo, las máquinas de café, los lavavajillas, los termos, máquinas de hielo, grifería e incluso los urinarios.

La solución más común para este problema son los ablandadores tradicionales, los que funcionan en base a sal y resina, no siendo efectivos a largo plazo, debido a sus elevados gastos de mantenimiento (grandes cantidades de sal), sin contar que alteran el equilibrio químico del agua y no son amigables con el medio ambiente. Este problema lo experimentó Rodrigo Safrana, dueño del restaurante Happening de la comuna de Las Condes. “Nosotros usábamos ablandadores de agua en base a sal para todo el local, pero el sistema era bastante caro y malo pues había que almacenar grandes cantidades de sal, comprar constantemente e incluso tenía efectos negativos en la calidad del agua, por lo que nunca estuve contento con ese sistema y lo sacamos después de un tiempo”.

La OMS cataloga el agua como dura cuando tiene sobre 120 partes por millón de carbonato de calcio y extremadamente dura por sobre 180, cantidades que en Santiago son superadas ampliamente, variando en rangos de entre trescientas y setecientas partes por millón. Por ejemplo, en Huechuraba el agua tiene un nivel de dureza de 690 y en Colina y Quinta Normal la cifra se eleva a 600.

Numerosos clientes residenciales y también restaurantes como Blue Jar, Don Peyo, Happening, Prego, Tanta, Baco y La Mar, La fábrica de los productos Emporio La Rosa, entre otros, utilizan hoy las tecnologías de Fluye. Nicolás Baudrand, chef y dueño del restaurante Blue Jar en Santiago Centro, muy frecuentado por el mundo político por su cercanía con el palacio de La Moneda, resalta los beneficios del acelerador iónico de Fluye: “Nosotros trabajamos con la tecnología de Fluye hace casi seis años. Ha sido una solución real que nos ha generado muchos ahorros, pues tratamos el agua completa del restaurant con el acelerador iónico, manteniendo nuestros equipos en las mejores condiciones. Es tal el beneficio de la tecnología que incluso lo instalé en mi hogar”.