Proporcionar información sobre cómo protegerse de la trasmisión del virus y alentar a los niños a expresar sus inquietudes y emociones en periodos de aislamiento y suspensión de clases, es una de las herramientas que entrega Lilian Poveda, directora de las carreras de Educación del IP-CFT Santo Tomás sede Concepción, en tiempos de crisis.
Desde que todo esto comenzó, los padres se han visto en la obligación de promover mejores prácticas de lavado de manos y de higiene, pero más allá de las medidas que puedan tomar para su resguardo y protección, los niños perciben la preocupación, angustia e incertidumbre sobre las conversaciones que versan sobre el coronavirus.
Además de protegerlos físicamente, se deben cuidar emocionalmente. Sobre todo porque durante los primeros años de vida es cuando se pueden educar las emociones y se instalan los patrones de personalidad que tendrán en la vida adulta.
“Se recomienda otorgar tiempos de contención emocional de calidad, es decir, donde no exista ningún otro distractor, sino la total atención de los adultos hacia los niños ante la expresión de sus sentimientos y emociones provocadas por toda esta situación”.
En este contexto, la académica afirma que es necesario dejar que los niños expresen lo que sienten y orientarlos hacia aspectos positivos, destacando la importancia de la seguridad que provoca estar acompañado de la familia o de un círculo de apego.
En este escenario, resulta importante hablar con ellos de lo que está pasando, atendiendo a las características propias de su edad o desarrollo evolutivo. “En edades tempranas, es recomendable explicar la situación con simpleza y sin entrar en detalles, pues aquí predomina el pensamiento concreto”, destaca.
Angustia por separación, dificultad para dormir, irritabilidad, llorar o gritar son algunos de las reacciones normales que pueden tener los niños y niñas en una contingencia como la que se está viviendo actualmente.
“Si los niños muestran miedo y nerviosismo, recalcarles que estarán seguros si toman todas las medidas de precaución e higiene, porque se trata de una situación de riesgo para la sociedad y para los seres queridos más cercanos”.
Sobre esto, señala que la mejor manera de evitar que reaccionen con ansiedad frente a esta pandemia y al tiempo que pasan dentro de sus hogares, es hablarles con franqueza y explicarles que estarán cerca de sus padres, familiares o cuidadores directos, de esta manera se sentirán menos estresados.
Apoyo familiar
En este sentido, asegura que es importante que la familia mantenga, en lo posible, una rutina pedagógica que permita continuar con el desarrollo de los procesos de aprendizaje de los niños y niñas dentro del hogar, mientras continúe la suspensión de clases y el aislamiento. “Esto genera mayor confianza y estabilidad emocional. Además, se deben buscar momentos y lugares que generen placer y felicidad a los niños, ya que en ocasiones se hace imprescindible estimular emociones positivas”.
Plantea, por último, que en medio de las dificultades que implica tener que compatibilizar el trabajo con el cuidado y la crianza, el rol del adulto resulta ser fundamental para generar paz dentro del hogar. “Habrá momentos difíciles donde vamos a tener que hacer frente al cansancio, el aburrimiento, la frustración y el agobio, pero es sumamente importante estar receptivo para contenerlos y darse el tiempo para calmarlos y trasmitir seguridad”.