Dr. Rodrigo Berner Niklitschek
Como dije antes, fui uno de los médicos que pensó que el nuevo coronavirus no sería más que una nueva noticia de brotes infecciosos al otro lado del mundo, y fue así como luego de 22 años de ejercicio de la profesión, una nueva lección de humildad me golpeó en la cara. Dije también que por el poco tiempo que lleva esta enfermedad, la certeza de la evidencia que existe es poca, que por esto mismo es imposible que existan expertos en COVID-19 y que cada país ha optado por la estrategia que cree mejor según la asesoría que han recibido sus autoridades.
Es por lo anterior que me parece irrisoria la cantidad de personas que se ven todos los días opinando en matinales, redes sociales, paneles de discusión, comunicados de asociaciones y sociedades, entre otros, con una seguridad envidiable sobre cuáles serían las medidas correctas a tomar para manejar esta situación de catástrofe internacional, criticando a destajo a la autoridad sanitaria, usando adjetivos que tienen más que ver con discursos políticos que con evaluaciones técnicas, poniéndose delantales solo para salir en la televisión, porque eso es grito y plata en este país, a pesar de que no han visto un paciente hace décadas o seguramente ni se acordaban del lavado quirúrgico de manos hasta hace 2 meses atrás.
Por otro lado, vemos algunos periodistas a quienes les interesa más tener una exclusiva que el hecho de que puedan requisar los ventiladores mecánicos que vienen a Chile, que ponen un titular parcializado con un mensaje implícito distinto al desarrollo de la misma noticia en su cuerpo, que todavía no entienden que estamos en una situación sin precedentes, cambiante día a día, y que las cifras y números que se entregaron hace un par de semanas, o incluso algunas decisiones que en su momento parecían adecuadas, pueden haber cambiado junto con la nueva información de la que se dispone o por el cambio de la situación internacional o que se preocupan más de los dimes y diretes entre autoridades que del número y perfil de los contagiados, recuperados y fallecidos.
Otros miembros más heterogéneos de este nefasto grupo son los que tergiversan la información de los comunicados oficiales, buscándole algún probable error, omitiendo el verdadero sentido, los plazos e incluso las indicaciones que se dan en la medida, creando una verdadera posverdad en relación a esta con el único fin de producir temor en la población en general e impulsar la desobediencia, siempre bajo la amenaza de que si se implementa el anuncio, nos encontraremos frente a una hecatombe, un apocalipsis o incluso un genocidio, como puso alguien en RRSS, demostrando que no aprendieron nada del tapa bocas que recibieron al pedir cuarentena total cuando esto recién estaba comenzando, y con las mismas mascarillas que ellos decían no servían en la población en general porque solo los iluminados sabían usarla correctamente.
Personalmente creo que la gran mayoría de los(as) chilenos(as) son más inteligentes que eso, han entendido que estamos viviendo una crisis sin parangón en la historia de la humanidad, donde los recursos son escasos y hay que administrarlos de la mejor forma para lograr el mayor beneficio, donde la información cambia día a día por lo que las decisiones se toman pensando en el escenario y las proyecciones actuales, pero se revisan y reanalizan por si hay que mejorarlas o incluso dejarlas sin efecto, donde lo que ayer parecía no ayudar hoy es norma y lo que parecía un buen tratamiento, no lo es. Esa es la verdadera esencia de Chile, la que vemos todos los días en ciudadanos comunes tratando de aportar, por ejemplo, haciendo mascarillas para regalar, creando campañas para recolectar protectores oculares, ayudando a sus vecinos de la tercera edad o personal de la salud a hacer las compras, o los(as) colegas que con humildad, empatía y compasión explican lo más claro posible a los(as) televidentes lo que hay y no hay que hacer, esos(as) chilenos(as) entendieron que solo ayudándonos entre todos vamos a salir de esta crisis, y que quienes por soberbia, ideología, falta de luces o simple egoísmo solo quieren figurar, hacer propaganda o recibir un ascenso en el canal, sin importarles el daño que pueden producir, no tienen cabida en esta nueva sociedad.
Viva Chile.