Al mediodía de este martes 11 de octubre, a la edad de 93 años, ha partido a la Casa del Padre, el p. Lucio Andrade Olavarría. El sacerdote se encontraba al amoroso cuidado de las religiosas Hermanitas de los ancianos desamparados, en el Hogar de Ancianos Nuestra Señora de La Candelaria.
Su velatorio será en la Catedral de Copiapó, mañana miércoles 12 de octubre, desde las 8.30 de la mañana. La misa de exequias se celebrará el jueves a las 10 de la mañana.
Aspectos de su vida
El padre Lucio nació en Calbuco, Región de Los Lagos, el 27 de junio de 1929, hijo de Ramón y Elena, tenía 9 hermanos. Fue ordenado sacerdote en Puerto Montt en 1962. Llegó a la diócesis de Copiapó, invitado por Mons. Fernando Ariztía en 1989.
Fue Vicario parroquial de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto de Tierra Amarilla en 1989. En 1993, fue designado a los sectores altos de Copiapó, específicamente en la Capilla Juan Bautista. Al cumplir los 70 años, pidió ser trasladado a Carrizal Bajo, donde estuvo cerca de 9 años. Luego fue enviado a Diego de Almagro desde 2013 hasta 2016. Ese año se fue a vivir a Vallenar. En el año 2020, cuando su salud y edad no le permitía estar solo, fue a vivir con el P. Juan Barraza a Caldera, donde la comunidad lo atendió y cuidó.
A fines de septiembre de este año, fue trasladado al Hogar de Ancianos Nuestra Señora de La Candelaria, en Copiapó, desde donde partió al encuentro del Señor.
El P. Lucio ingresó a la Compañía de Jesús en el año 1949. Realizó clases de filosofía en el Colegio Seminario de Chillán en 1957-1958. En 1961 conoció al padre Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, cuando fue a estudiar Teología a Argentina.
Sacerdote obrero
En 1965 pidió permiso directamente al Papa Pablo VI para ser cura obrero, porque no era común hacer ese trabajo siendo sacerdote. Trabajó como sacerdote obrero en la Empresa Industrial Pizarreño durante 8 años, recorriendo las instalaciones y arreglando desperfectos. Su espíritu social y misionero lo llevó a ser elegido presidente del Sindicato durante tres períodos. Está en esta labor cuando ocurre el golpe de Estado en 1973 y es perseguido políticamente y apresado. Es expulsado de su labor por las autoridades de esa época.
“Jesús es el Salvador. Tenemos que ponernos al lado de los oprimidos, como Jesús. Eso es lo que se tiene que hacer, aunque nos cueste, esa es la exigencia de la vocación cristiana. Hay que ser consecuentes con Jesús. Si no, estamos jodidos” (P. Lucio).