El 23 de abril celebramos el día del libro, cuando todo son letras y decoración alusiva a obras clásicas de la literatura en muchas comunidades educativas chilenas. En nuestra región, impulsar la lectura siempre ha sido desafío complejo: la ruralidad, la falta de conectividad o el clima son factores que restan oportunidades. Si a eso sumamos las dificultades en el desarrollo de competencia lectora, las oportunidades se reducen aún más. No podemos evitar preguntarnos entonces ¿con qué contamos para enfrentar esta tarea en el sur del Chile? ¿Qué indicadores podemos mirar en nuestra región para responder esta pregunta?
Si miramos los datos que del SIMCE 2023 y que llegan a buena hora este 2024 para tomar decisiones que se conviertan oportunidades de fomento lector, podemos ver que, a pesar de haber un aumento de 6 y 9 puntos en enseñanza básica y media respectivamente, tenemos cifras que nos invitan a cuestionar y focalizar el festejo el 23 de abril. El puntaje obtenido en Comprensión Lectora en enseñanza básica y media está por debajo del nacional y este rezago se agudiza en colegios de menores ingresos y/o rurales. Las cifras más que preocuparnos, deben movilizarnos, ya que esta brecha sigue en aumento.
La invitación es a tomar la evidencia y tomar en cuenta la voz de nuestros estudiantes. Escuchémoslos. Acerquémonos a prácticas pedagógicas y de crianza que faciliten el acceso a la transformadora herramienta que es leer. No nos quedemos en la efeméride, celebremos cuando acerquemos a niñas, niños y adolescentes a la lectura por pasión y a la educación de calidad.
Javiera Quiroz
Profesora de Lenguaje y Alumni
Programa Enseña Chile